M. Castro-Rodríguez, J.A. Carnicero, F. J. Garcia-Garcia, Stephan Walter, John E. Morley, Fernando Rodríguez-Artalejo, Alan J. Sinclair, L. Rodríguez-Mañas
J Am Med Dir Assoc. 2016;17(10):949-55
El objetivo de este estudio prospectivo que incluyó 1825 sujetos mayores de 65 años fue evaluar el poder predictivo de la fragilidad sobre la mortalidad y la discapacidad incidente en sujetos ancianos con Diabetes Mellitus tipo 2.
El seguimiento medio fue de 5,5 para la mortalidad y de 4,98 años para la incidencia de discapacidad funcional para las actividades de la vida diaria (AVD). Se recogieron datos al inicio del estudio sobre la presencia de diabetes de manera autorreferida, las comorbilidades a través del Índice de Charlson, enfermedades cardio- y cerebrovasculares, tratamientos con fármacos, la fragilidad a través de la puntación de los cuestionarios Frailty Trait Score (FTS) y Frailty Index (FI), las AVD, la frecuencia cardiaca y la tensión arterial entre otras.
Un total de 363 sujetos presentaban diabetes mellitus. De ellos, 83 murieron y 84 presentaron discapacidad incidente durante el seguimiento. Los sujetos con diabetes presentaron una frecuencia mayor en la mortalidad [HR= 1,36, 95% intervalo de confianza (IC) 1,06-1,75; P= .002], además de presentar un peor estado funcional al inicio del estudio.
El análisis de la supervivencia mostró una asociación entre los distintos cuartiles de fragilidad y el riesgo de muerte. En los modelos Cox ajustados, sólo la edad y los índices de fragilidad se asociaron con el riesgo de muerte o de discapacidad incidente, no así la comorbilidad o la presencia de enfermedades cardio/cerebrovasculares, tras ajustar por las medidas de fragilidad.
La tasa de riesgos para la mortalidad fue de 1,51 (95% IC 1,28-1,77) y de 1,83 (95% IC 1,49-2,26) por cada 10 puntos de incremento en la puntuación del FTS y el FI; El odds ratio para la discapacidad incidente fue de 1,64 (95% IC 1,22-2,20) y de 1,35 95% IC 1,09-1,67) al usar el FI y el FTS, respectivamente.




Observaciones: La fragilidad es un importante factor de riesgo de muerte y discapacidad en ancianos con diabetes, lo que contribuye a apoyar las recientes recomendaciones que indican que el estado de fragilidad debería evaluarse rutinariamente en estos pacientes.