Una dieta rica en aceite de oliva, verduras, patatas, legumbres, pescado azul, pasta y carne, parece ser útil en la lucha contra la aparición de fragilidad en los ancianos.
Un estudio español realizado sobre 1.872 personas no hospitalizadas, mayores de 60 años, ha estudiado la correlación entre los hábitos alimentarios y la aparición de la fragilidad.
Un análisis de los hábitos alimentiarios de los sujetos participantes en el estudio ha identificado dos principales patrones dietéticos: el primero llamado "prudente" que se caracteriza por un alto consumo de aceite de oliva, verduras, patatas, legumbres, pescado azul, pasta y carne; el segundo, llamado "occidentalizado" se caracterizó por un alto consumo de pan refinado, productos lácteos enteros, carnes rojas y carnes procesadas, y una baja ingesta de cereales integrales, frutas, productos lácteos bajos en grasa y verduras. En los ancianos, el patrón de alimentación "occidentalizado" ha demostrado una relación directa con la fragilidad, mientras que el patrón de alimentación llamado "prudente" parece tener un papel protector en la aparición de fragilidad.
El patrón de alimentación llamado "prudente" ha demostrado ser más eficaz en la prevención y el retraso del inicio de fragilidad que el modelo "occidentalizado". El patrón "occidentalizado" ha mostrado asociación con dos componentes clave de la fragilidad, alto riesgo de pérdida no intencional de peso y reducción de la velocidad de marcha.
En estudios anteriores, los hábitos alimentarios consistentes con el patrón de alimentación "prudente", mostraron un menor riesgo de varios componentes asociados con la fragilidad, enfermedad cardíaca- coronaria, diabetes, deterioro cognitivo y la depresión.
El patrón "prudente" es diferente de la dieta mediterránea. El modelo "prudente", excluye el consumo de alcohol. Aunque varios estudios muestran los beneficios del consumo moderado de alcohol, debemos tener en cuenta que los ancianos con frecuencia toman más fármacos que puede interactuar negativamente con el alcohol.
La carne es una fuente importante de proteínas. El patrón de alimentación "prudente" prevé el consumo de cualquier tipo de carne (rojo, blanco y procesado) lo que concuerda con la evidencia emergente que sugiere el papel protector de las proteínas sobre la fragilidad.
En conclusión, una dieta rica en aceite de oliva, verduras, patatas, legumbres, pescado azul, pasta y carne, parece ser útil en la lucha contra la aparición de fragilidad en los ancianos. Se necesitan más estudios clínicos para confirmar que el modelo alimentario "prudente" es eficaz en prevenir o retrasar la aparición de fragilidad.
LINK AL ARTÍCULO ORIGINAL: Leòn-Munoz L., Garcìa-Esquinas E., Lòpez-Garcìa E., et al. “Major dietary patterns and risk of frailty in older adults: a prospective cohort study”. BMC Medicine, 2015;13:11.