Para el público

  • Imagen de un anciano que sonrie mientras entrena sus miembros superiores con pesos ligeros
    El reposo en cama empeora la salud muscular: estrategias para evitarlo durante la hospitalización

    El reposo en cama y la inactividad física durante la hospitalización o la enfermedad representan una amenaza importante para los músculos y su función.

    La inactividad física durante la hospitalización generalmente se considera normal en el paciente, pero claramente contribuye a una serie de resultados negativos en salud (es decir, reduce la capacidad de realizar actividades de la vida diaria y aumenta el riesgo de rehospitalizaciones).

  • Imagen de un hombre viendo la televisión y comiendo patatas fritas, como ejemplo de comportamiento sedentario.
    Una vida sedentaria oscurece los beneficios de la actividad física regular

    El estilo de vida sedentario se asocia con consecuencias negativas para la salud, incluida la discapacidad y la muerte prematura.

    La actividad física está relacionada con varios beneficios para la salud, incluso en adultos mayores, pero esta población la mayor parte del tiempo son sedentarios.

     

  • imagen con una manzana que recuerda el concepto de dieta saludable, y zapatillas y pesas pequeñas para la actividad física
    Papel del ejercicio y la nutrición en la prevención de la sarcopenia

    La sarcopenia es la pérdida de masa muscular esquelética asociada a la edad (los músculos que conectan los huesos y las articulaciones) y la fuerza que ocurre lentamente durante décadas y se convierte en un factor de riesgo importante de discapacidad entre la población de edad avanzada. Los mecanismos que desencadenan la sarcopenia no han sido aclarados todavía, pero es probable que sean múltiples y todos parecen dar como resultado la pérdida de la masa muscular esquelética.

     

     

  • Los beneficios del consumo de huevos en los ancianos en riesgo de sarcopenia

    Numerosos estudios sugieren que la reducción en el consumo de proteínas en los ancianos puede contribuir a la aparición de la sarcopenia (es decir, la pérdida de masa y la fuerza muscular que acompañan el envejecimiento). Por lo tanto, aumentar la cantidad de proteínas ingerida con las comidas, puede ser una estrategia útil para evitar pérdida de masa muscular en las personas que están envejeciendo y ser una opción de tratamiento en las personas de edad avanzada con fragilidad. En este artículo se enumeran los beneficios asociados con el consumo de huevos.

  • El entrenamiento de fuerza es una manera simple y eficaz de contrarrestar la pérdida de masa muscular en pacientes de edad avanzada y reducir el riesgo de dependencia

    Está bien documentado que la inactividad física da lugar a la pérdida de masa muscular y la fuerza, es decir, sarcopenia, y aumenta el riesgo de perder la independencia en los ancianos. Un número de estudios han confirmado que el entrenamiento de fuerza es una manera eficaz de mejorar la masa muscular, la fuerza, el equilibrio y la resistencia en las personas de edad avanzada. Aquí, se presentan recomendaciones del Colegio Americano de Medicina Deportiva (ACMS) para ejercicios de fuerza (o resistencia) en la edad avanzada.

  • Una dieta saludable puede proteger a los ancianos de la fragilidad

    Una dieta rica en aceite de oliva, verduras, patatas, legumbres, pescado azul, pasta y carne, parece ser útil en la lucha contra la aparición de fragilidad en los ancianos.
    Un estudio español realizado sobre 1.872 personas no hospitalizadas, mayores de 60 años, ha estudiado la correlación entre los hábitos alimentarios y la aparición de la fragilidad. Un análisis de los hábitos alimentiarios de los sujetos participantes en el estudio ha identificado dos principales patrones dietéticos: el primero llamado "prudente" que se caracteriza por un alto consumo de aceite de oliva, verduras, patatas, legumbres, pescado azul, pasta y carne; el segundo, llamado "occidentalizado" se caracterizó por un alto consumo de pan refinado, productos lácteos enteros, carnes rojas y carnes procesadas, y una baja ingesta de cereales integrales, frutas, productos lácteos bajos en grasa y verduras. En los ancianos, el patrón de alimentación "occidentalizado" ha demostrado una relación directa con la fragilidad, mientras que el patrón de alimentación llamado "prudente" parece tener un papel protector en la aparición de fragilidad.