Con el fin de desarrollar una definición consensuada, científicamente sólida y clínicamente relevante de fragilidad física y sarcopenia, es necesario que todos las partes interesadas en la prevención y la atención de las personas mayores (por ejemplo, universidades, empresas farmacéuticas, expertos en bioética, economistas de la salud, representantes de los pacientes) aporten su experiencia y recomendación. Sólo una estrecha cooperación entre socios públicos y privados permitirá la consecución de resultados científicamente sólidos y también allanar el camino para futuras aplicaciones clínicas (en la práctica médica diaria), y el desarrollo de tratamientos biológicos y farmacológicos innovadores.